martes, 31 de agosto de 2010

La Teta Asustada

La Teta Asustada
Claudia Llosa, 2009


Crítica de Estafanía Miguel



Película: La Teta Asustada, Perú – España (2009)
Dirección: Claudia Llosa
Guión: Claudia Llosa
Fotografía: Natasha Brier
Música: Selma Mutal
Interpretación: Magaly Solier, Susi Sánchez, Efraín Solís, Marino Ballón, Antolín Prieto.
Duración: 100 min.


La historia de Fausta se entreteje en el árido paisaje de la ciudad de Lima, en lo alto, más allá de las superpobladas zonas de casas a semiconstruir y lejos de la ciudad habita una pequeña comunidad de limeños descendientos de los  pueblos originarios a quienes  alguna vez perteneció la tierra.

 Ahí en “el alto” Fausta es conocida como la jóven que padece la enfermedad de la teta asustada, nombre que se daba a aquellas mujeres que habían sido abusadas por paramilitares durante el terrorismo de estado en la década del 80´. Fausta carga en su mirada y en su andar este sello de quien teme a todo pero se refugia diariamento en la compañía de su madre, juntas entonan a diario cantos en su lengua madre, el quechua,  como forma de exorcizar los demonios de tanto dolor.

 Una vez fallecida su madre, la jóven se ve obligada a buscar un empleo en la ciudad como forma de juntar dinero para darle un entierro mínimamente digno. Así consigue trabajo en la casa de una mujer de la oligarquía, de familia de militares y de profesión concertista de piano.


El film se desarrolla por un lado en torno a la relación de la tímida Fasuta, en un mundo que desconoce por completo, en donde su objetivo es trabajar para enterrar a su madre y por el otro en torno a esta pianista de la alta alcurnia frustrada ante una pieza que no logra concebir y que encuentra inspiración en los cantos de Fausta.

Una pieza dura y cruda por momentos, donde la realidad golpeará al espectador en donde también podrá resultar difícil reconocer algunos códigos o descifrar hacia donde se dirige la historia. Un film que da a conocer la realidad y la marginalidad de aquellos pueblos originarios que desconocemos, aún estando tan cerca.

Los cantos de Fausta y la forma de narrar de la directora sin duda llevarán a los espectadores a una rara extrañeza que sin embargo vale la pena experimentar.

Análisis

Claudia Llosa consigue en este film narrar la historia de Fausta que es una síntesis de la de realidad que no es otra que la de todos los pueblos originarios.


Los desplazamientos de cámara a la par de la mirada de Fausta acompañan el sufrimiento del personaje principal, la cámara siempre a la altura de la mirada de ella, el mismo recurso que utiliza la directora para mostrar ese mundo ajeno y desconocido, en la casa de la concertista de piano los planos son siempre generales, Fausta desde lo lejos mira el cuadro del militar, padre de la dueña de casa, esa lejanía acompañada del plano general nos sirve para dar cuenta de lo que siente Fausta al verlo. En las escenas en que la protagonista se sienta en la cocina a esperar que su patrona le asigne alguna tarea la cámara se ubica desde lo lejos, utiliza en este caso el plano general para expresar la soledad y la inmensidad de esa casa que le es tan ajena y donde no se sienta cómoda, cambia en este sentido la percepción del espacio y por lo tanto la perspectiva de la cámara.

Paralelamente en los encuentros de Fausta con el jardinero ya sea en los momentos que la acompaña, bicicleta en mano, hasta a su casa, cuando hablan en el jardín o en las caminatas de ambos al salir del trabajo, la cámara se ubica detrás de Fausta o a la altura del hombro, optando en este caso por planos americanos para reflejar la compañía de este hombre pero al mismo tiempo la dificultad de la protagonista para relacionarse con el género opuesto.


El bellísimo rostro de Magaly Solier y la forma de encarnar el personaje de Fausta es sin duda un factor fundamental para el desarrollo del guión. Los travellings en los viajes hacia la ciudad que descienden desde el alto hasta lo bajo pasando por los árido y desértico del barrio de Fausta llegando al superpoblado centro de Lima son factores bien aprovechados por la directora.


En cuanto a los diálogos que son escasos en el film, en directa relación con la timidez de Fausta y la falta de relación con otras personas. De momentos esta falta de diálogos vuelve un tanto lento el film, si bien esta es una característica del nuevo cine hay lapsos en donde no sucede nada y nada va a suceder. La misma sensación dejan los cantos de Fausta y su madre, llega un punto en que se tornan difíciles de sostener dado que la historia es demasiado densa y la constante apelación de la directora a los cantos en quechua pueden llevar al espectador a perder ese compromiso y ese sentir de la historia que se la directora logra desde el inicio del film, nos saldremos del film para vernos ubicados en las butacas del cine de las que nos habíamos olvidado una vez que comenzó a rodar la película.

Ejes

Como se mencionó anteriormente los ejes del film son la historia de los pueblos originarios, la lucha por la tierra y los abusos de poder cometidos por los militares a fines de los 70` y principios de los 80´. Como contrapartida de eso se presenta la situación de la protagonista como empleada en una familia de militares. La historia personal de ella con la papa que se ha introducido en su vagina para evitar cualquier abuso y el constante sufrimiento físico y por último la relación de Fausta con los hombres, desde los hombres de su familia hasta el jardinero de la casa donde es empleada.



Premios

El film de Claudia Llosa, fue nominado como “Mejor película extranjera” para los premios Oscar, nominada en la categoría de Mejor Película Hispanoamericana en los premios Goya y obtuvo el Oso de Oro en el Festival de Berlín.

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