miércoles, 18 de agosto de 2010

Descubriendo el País del Nunca Jamás

Finding Neverland
Marc Foster, 2003

Crítica de Leandro Gambetta





Ficha Técnica:
Película: Descubriendo el país del nunca jamás
Origen: Estados Unidos
Director: Marc Foster
Actores: Johnny Depp, Kate Winslet, Julie Christie, Dustin Hoffman.
Duración: 101 minutos
Año: 2003

Sinopsis: “Descubriendo el país del nunca jamás” cuenta la historia de James Berrie, el escritor y director teatral que creó el personaje de “Peter Pan” inspirado en una humilde familia conformada por una abuela conservadora, una madre viuda y cuatro niños huérfanos de padre.


En el cine las imágenes funcionan como iconos, las palabras y la música como símbolos y los ruidos como indicios, por ello puedo decir que este filme es sumamente atractivo desde lo visual y  actoral como desde lo metafórico y poético de su relato.

Todo comienza en un teatro durante el año 1903 cuando James Berrie uno de los escritores y directores más importantes de la ciudad se prepara a estrenar su nuevo espectáculo.

La primera imagen del filme es la de un telón con el título de la película impreso sobre él y luego un muestrario de cómo llegaba el publico a una función de estreno en aquella época, en la que lo teatral significaba reunión, exposición y centro de todo entretenimiento para los más pudientes.

La mañana posterior al fracasado debut el director teatral, no del todo feliz con su matrimonio y forma de vida,  se encuentra a la señora Sylvia Davies y su familia de forma poco predecible y particular ya que los divisa a través del hueco que dejo el recorte de la dura crítica a su show en el diario matutino.

La vida del acaudalado director y la de la humilde familia cambiara en un ciento por ciento desde aquel encuentro en el parque.

A lo largo de la historia van cambiando los soportes y de lo teatral se pasa a lo cotidiano, o al límite entre la realidad y la ficción logrando momentos únicos con recursos deslumbrantes como por ejemplo el de la lluvia sobre la platea de espectadores para demostrar el fracaso de la compañía, o los efectos de  iluminación claves en películas de este estilo, donde la fotografía se convierte en un protagonista más, siendo determinante, por ejemplo, en la escena final donde la oscuridad aparece como rasgo característico de la muerte o durante varios estadios en los que se quiere producir diferentes climas.

Se nota la mano del director en cada uno de los planos, que van desde el detalle mismo al encender una luz, hasta los primeros planos, no dejando de lado los medios planos y utilizando en algunos momentos, como aquel en el que remontan el barrilete, la visión general, mezclando los deslizamientos de cámara con los de los personajes.

Toda esta obra se diferencia de cualquier otra por sus valores estéticos y estilísticos que combinan la realidad, con la fantasía, la ficción y lo mental, un ejemplo de ello es cuando Barrie desafía a los niños con demostrarles que su perro puede convertirse en oso y todo se transforma en un gran circo, o cuando luego de una discusión él y su mujer se van a dormir en habitaciones diferentes y cuando abren la puerta en la de ella solo hay oscuridad y en la suya fuerte luminosidad y gran paisaje, sin dejar de recordar cada uno de los momentos en los que se recrean juegos y los ambientes varían desde el lejano oeste, hasta un barco pirata.

La producción se divide en doce episodios, siendo los más relevantes el momento del encuentro en el parque, las diversas escenas que muestran las diferencias sociales entre un matrimonio de clase alta y una familia numerosa sin sustento paternal, o aquella en la que Berrie le comenta a la señora Davies como fue que se dio cuenta que había dejado atrás al niño para convertirse en hombre “Cuando murió mi hermano  yo solía pensar que estaba en la tierra del nunca jamás justo ahí fue cuando se termino mi infancia” deslizo Johnny Deep con una preciosa banda sonora de fondo que corono un gran momento.

Hacia el final de la historia  hay dos momentos claves y llenos de golpes bajos, en los que el publico logra sentir y meterse en la cabeza de los personajes, el primero de ellos es cuando uno de los actores más jóvenes se revela ante las ordenes inconsistentes de la abuela para cumplir uno de los últimos deseos de su madre y el segundo increíblemente solido es  el dialogo emocionante y dramático de la escena final cuando James Barrie y el niño a quien acaba de morírsele la madre cierran la historia hablando de que ella siempre estará si ellos creen en las hadas y deciden verla.

“Descubriendo el país del nunca jamás” funciona como previa a la historia de “Peter Pan”,  cuenta con la mística del famoso personaje, la magia y sobre todo el dramatismo excelentemente actuado y respaldado en todos los recursos fotogénicos, siendo la escena del teatro en la que la cámara arranca desde el escenario, se desplaza por la platea y da dos giros en el aire, para demostrar vertiginosidad el paso del tiempo y un momento de transición, una de las joyas de esta gran obra de arte que invita a volver a la infancia y abrir las puertas de la imaginación, al menos durante una hora y media.

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